
“No debe usted entregarse a deseos en lo que no cree, se lo que desea. Pero debe usted aprender a renunciar a esos deseos o a desearlos de verdad. Cuando llegue a pedir con la plena seguridad de que su deseo va a ser cumplido, éste será satisfecho. Sin embargo usted desea y al mismo tiempo se arrepiente de ello con miedo. Hay que superar eso...”
“Un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos, pero sabía, o creía saber, que una estrella no puede ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar una estrella sin esperanza, y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar sobre el acantilado contemplando a la estrella y ardiendo de amor por ella. En el momento de mayor pasión dio unos pasos hacia delante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el momento de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de tirarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiera volado hacia arriba a reunirse con su estrella.”
Lobo estepario: Hermann Hesse.